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Una batería nuclear segura que podría durar toda la vida

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SAN DIEGO, 26 de marzo de 2025 � A veces, los teléfonos móviles se agotan antes de lo esperado o los vehículos eléctricos no tienen suficiente carga para llegar a su destino. Las baterías recargables de iones de litio (Li-ion) en estos y otros dispositivos suelen durar horas o días entre cargas. Sin embargo, con el uso repetido, las baterías se degradan y es necesario recargarlas con más frecuencia. Ahora, los investigadores están considerando el radiocarbono como fuente para baterías nucleares seguras, pequeñas y asequibles que podrían durar décadas, o incluso más, sin necesidad de recargarlas.  �

Su-Il In, profesor del Instituto de Ciencia y Tecnología de Daegu Gyeongbuk, presentará sus resultados en el encuentro de primavera de la American Chemical Öйú365betÖÐÎĹÙÍø (ACS). El encuentro de primavera de 2025 de la ACS, que se realizará del 23 al 27 de marzo, incluye unas 12â€�000 presentaciones sobre diversos temas científicos.â€�

Un pequeño dispositivo rectangular etiquetado como «Célula Betavoltaica Sensibilizada con Colorante» y «DGIST Green Lab» está enmarcado por dos reglas metálicas.
Una pequeña célula betavoltaica sensibilizada con colorante tiene radiocarbono en el cátodo y el ánodo, lo que aumenta su eficiencia de conversión de energía.
Su-Il In

La necesidad de recargar con frecuencia las baterías de Li-ion no es solo una molestia. Limita la utilidad de tecnologías que dependen de estas baterías, como drones y equipos de detección remota. Además, las baterías son perjudiciales para el medioambiente: la extracción de litio consume mucha energía y la eliminación incorrecta de las baterías de Li-ion puede contaminar los ecosistemas. Sin embargo, con la creciente omnipresencia de los dispositivos conectados, los centros de datos y otras tecnologías informáticas, la demanda de baterías de larga duración está aumentando. �

Y es probable que las mejoras en las baterías de Li-ion no sean la solución a este desafío. «El rendimiento de las baterías de Li-ion está casi saturado», menciona In, quien investiga tecnologías energéticas del futuro. Por eso, In y su equipo están desarrollando baterías nucleares como alternativa al litio.�

Las baterías nucleares generan energía aprovechando partículas de alta energía emitidas por materiales radiactivos. No todos los elementos radiactivos emiten radiación dañina para los organismos vivos, y algunos tipos de radiación pueden bloquearse con ciertos materiales. Por ejemplo, las partículas beta (también conocidas como rayos beta) pueden bloquearse con una delgada lámina de aluminio, lo que hace que las baterías betavoltaicas sean una opción potencialmente segura para las baterías nucleares.�

Los investigadores generaron un prototipo de batería betavoltaica con carbono-14, una forma inestable y radiactiva del carbono, llamada radiocarbono. «Decidí usar un isótopo radiactivo de carbono porque solo genera rayos beta», explica In. Además, el radiocarbono, un subproducto de las centrales nucleares, es económico y fácil de obtener y reciclar. Y como el radiocarbono se degrada muy lentamente, una batería alimentada por este podría durar, en teoría, milenios.�

En una batería betavoltaica típica, los electrones golpean un semiconductor, lo que resulta en la producción de electricidad. Los semiconductores son un componente crítico en las baterías betavoltaicas, ya que son los principales responsables de la conversión de energía. Por ello, los científicos están explorando materiales semiconductores avanzados para lograr una mayor eficiencia de conversión de la energía, es decir, qué tan efectivamente una batería puede convertir electrones en electricidad utilizable.�

Para mejorar de forma significativa la eficiencia de conversión de la energía de su nuevo diseño, In y su equipo utilizaron un semiconductor basado en dióxido de titanio. Este material, comúnmente usado en células solares, fue sensibilizado con un colorante a base de rutenio. Reforzaron la unión entre el dióxido de titanio y el colorante usando un tratamiento con ácido cítrico. Cuando los rayos beta del radiocarbono colisionan con el colorante tratado a base de rutenio, se produce una cascada de reacciones de transferencia de electrones, denominada avalancha de electrones. Luego, la avalancha viaja a través del colorante, y el dióxido de titanio recoge eficientemente los electrones generados.�

La nueva batería también contiene radiocarbono en el ánodo sensibilizado al colorante y un cátodo. Al tratar ambos electrodos con el isótopo radiactivo, los investigadores aumentaron la cantidad de rayos beta generados y redujeron la pérdida de energía por radiación beta relacionada con la distancia entre las dos estructuras.�

Durante las demostraciones del prototipo de batería, los investigadores descubrieron que los rayos beta liberados por el radiocarbono en ambos electrodos activaron el colorante a base de rutenio en el ánodo, lo cual generó una avalancha de electrones que fue recolectada por la capa de dióxido de titanio y transmitida a través de un circuito externo, lo que produjo electricidad utilizable. En comparación con un diseño anterior que solo tenía radiocarbono en el cátodo, la batería de los investigadores con radiocarbono en el cátodo y el ánodo tuvo una eficiencia de conversión de energía mucho mayor, pasando del 0,48�% al 2,86�%.�

In menciona que estas baterías nucleares de larga duración podrían permitir muchas aplicaciones. Por ejemplo, un marcapasos podría durar toda la vida de una persona y, así, se eliminaría la necesidad de reemplazos quirúrgicos.�

Sin embargo, este diseño betavoltaico convirtió solo una pequeña fracción de la desintegración radiactiva en energía eléctrica, lo que resultó en un rendimiento inferior en comparación con las baterías convencionales de Li-ion. In sugiere que esfuerzos adicionales para optimizar la forma del emisor de rayos beta y desarrollar absorbentes de rayos beta más eficientes podrían mejorar el rendimiento de la batería y aumentar la generación de energía.�

A medida que crecen las preocupaciones climáticas, la percepción pública de la energía nuclear está cambiando. Sin embargo, aún se considera que la energía solo se produce en grandes centrales eléctricas en ubicaciones remotas. Con estas baterías betavoltaicas sensibilizadas con colorante y de doble fuente, In afirma que «Podemos poner energía nuclear segura en dispositivos del tamaño de un dedo».�

La investigación fue financiada por la Fundación Nacional de Investigación de Corea, así como por el Programa de Investigación y Desarrollo del Instituto de Ciencia y Tecnología de Daegu Gyeongbuk del Ministerio de Ciencia y Tecnologías de la Información y Comunicación de Corea.�

Visite el para obtener más información sobre esta presentación, “Next generation battery: Highly efficient and stable C14 dye-sensitized betavoltaic cell,� y otras presentaciones científicas.

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La sociedad American Chemical Öйú365betÖÐÎĹÙÍø (ACS) es una organización sin fines de lucro fundada en 1876 y aprobada por el Congreso de los Estados Unidos. La ACS se ha comprometido a mejorar la vida de todas las personas mediante la transformación del poder de la química. Su misión es promover el conocimiento científico, empoderar a la comunidad global y defender la integridad científica, y su visión es un mundo construido basándose en la ciencia. La Sociedad es líder mundial en la promoción de la excelencia en la educación científica y en el acceso a información e investigación relacionadas con la química a través de sus múltiples soluciones de investigación, publicaciones revisadas por expertos, conferencias científicas, libros electrónicos y noticias semanales periódicas de Chemical & Engineering News. Las revistas de la ACS se encuentran entre las más citadas, las más fiables y las más leídas en la literatura científica; sin embargo, la propia ACS no realiza investigación química. Como líder en soluciones de información científica, su división CAS se asocia con innovadores internacionales para acelerar los avances mediante la preservación, la conexión y el análisis de los conocimientos científicos del mundo. Las sedes principales de la ACS se encuentran en Washington, D.C., y Columbus, Ohio.

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Nota para los periodistas: Notifique que esta investigación se presentó en una reunión de la American Chemical Öйú365betÖÐÎĹÙÍø. La ACS no realiza investigaciones, sino que publica y difunde estudios científicos revisados por expertos.

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